lunes, 21 de agosto de 2017

En Educación, las Evaluaciones No Son Negociables

Lamentablemente, la huelga magisterial, que ya lleva dos meses y que viene afectando terriblemente la educación de cientos de miles de escolares de las escuelas públicas de la mayor parte del país, no llegó a su fin hoy, como se esperaba.

Es que la intransigencia de la radical cúpula dirigencial del gremio lo impidió. De nada valió el esfuerzo que viene efectuando el gobierno para mejorar las condiciones remunerativas y que se manifiesta en el comunicado emitido hoy por el Ministerio de Educación. Tampoco sirvió la importante mediación de congresistas de diversas bancadas, quienes dejando de lado por un momento sus diferencias políticas colaboraron afanosamente para resolver el problema.

Como se aprecia en el documento, el gobierno no sólo ha aceptado elevar el piso salarial a 2 mil soles, sino también adelantar dicho aumento, para que ya no tenga lugar en diciembre, como estaba previsto inicialmente, sino en noviembre. Además, prevé que el piso se eleve a una unidad impositiva tributaria (UIT) en el año 2021 (actualmente una UIT equivale a S/ 4,050), y que el presupuesto sectorial se eleve a 6% del producto bruto interno.

En cuanto a las evaluaciones, el ministerio se ha comprometido a dar todas las facilidades, de tal manera que cuando estas ocurran todos los profesores estén familiarizados con sus instrumentos, criterios y metodología. Por lo demás, el sentido de dichas pruebas es formativo y no punitivo, observando en el aula lo que los docentes hacen todos los días frente a sus alumnos.

Como se puede ver, se trata de planteamientos bastante sensatos, totalmente congruentes con el objetivo de ir mejorando paso a paso la educación nacional.

Lamentablemente, todo eso choca contra la testarudez de una dirigencia empecinada en que se deje de lado estas importantísimas pruebas, o que, si se siguen llevando a cabo, no generen ninguna consecuencia para los profesores incapaces de rendirlas exitosamente. Como si el Estado estuviera obligado a mantener a quienes reiteradamente muestran bajos rendimientos y por ende no resultan idóneos para educar a nuestros niños y adolescentes.

Así las cosas, y teniendo en cuenta que las evaluaciones y la política meritocrática han demostrado ser la principal arma para la mejora que se viene observando en la educación nacional, sólo queda respaldar a las autoridades en su afán de defenderlas y seguir considerándolas absolutamente prioritarias, indispensables y no negociables. No se puede ni se debe ceder a la presión de dirigentes incapaces de comprender algo tan fundamental.

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